En julio pasado, Bill Gates y Warren Buffett realizaron un llamado para que, así como ellos, los hombres más ricos del mundo donen al menos la mitad de sus fortunas a organizaciones benéficas, ya sea en vida o luego de morir. Solo basta revisar la página givingpledge.org para darse cuenta que este pedido ha sido escuchado, hasta el momento 40 multimillonarios se han unido de forma explícita a esta causa. Sin embargo esta propuesta es criticada en Europa por dos motivos: Ninguno de los magnates ha dicho hacia qué tipo de proyecto benéfico irán sus fortunas o cuando harán efectivas sus donaciones, por otro lado, se pide a los millonarios que antes de donar cambien sus actitud y dejen de realizar prácticas que quiten dinero al fisco. Cynthia Sanborn, directora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacifico, explica que la filantropía “consiste en dar de forma gratuita y completamente voluntaria dinero, bienes, tiempo o experiencia a un grupo de personas que necesitan cubrir ciertas necesidades básicas”, sin esperar retribución. También debemos diferenciar entre la voluntad de un empresario de donar dinero y las acciones de Responsabilidad Social Corporativa de sus firmas que, si bien buscan un fin social, también buscan posicionar la imagen de la empresa.
En el Perú también ha habido esfuerzos similares a menor escala. En el año 2007 los líderes de los grupos Romero, Brescia y Benavides se reunieron para discutir cómo mejorar la calidad educativa del país, pues habían comprendido que mientras más peruanos alcancen niveles de aprendizaje satisfactorios, la competitividad del país crecería. No se sabe qué puntos exactos tocaron, pero genero rápido eco en otros gerentes y directivos que al año siguiente constituyeron Empresarios por la Educación (EXE), asociación que hasta el año pasado había recaudado S/.37 millones en aportes pecuniarios para solventar proyectos que buscan mejorar los niveles de aprendizaje en las escuelas. Sanborn asegura que la tendencia de los empresarios en el Perú a donar viene aumentando, lo viene haciendo de forma directa mediante fundaciones con nombre propio que ellos mismos crean para una causa específica.
En este punto conviene cuestionarse a qué nivel llega la motivación desinteresada de los ejecutivos de apoyar a los más pobres. Ines Temple, presidenta de DBM Perú y DBM Chile, dice: “Muy pocos empresarios apoyan causas filantrópicas con un esfuerzo consistente y organizado o como una conciencia de retribuir a la sociedad”, eso lo puede corroborar Milo Stanojevich, director de Care Perú, organización mundial de ayuda humanitaria que se creó en el 2007 “A diferencia de otros países, en el Perú es muy difícil levantar fondos y el 80% del dinero que se recauda cada vez que hay una emergencia se logra en los primeros días a través de toda una campaña mediática”, asegura. ¿Acaso la mayoría de las empresas donan como una estrategia de marketing que les permita fidelizar consumidores?
EN EL PERU, LA MAYORIA DE LAS EMPRESAS QUE DONAN FONDOS DE DINERO EN BENEFIO DE LOS MAS NESCESITADOS BUSCAN MEJORAR SU IMAGEN.
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